a tus atardeceres rojos…

     Cuando era pequeña imaginaba que cuando la luna estaba así era una uña de un dedo imaginario que desde el cielo nos señalaba el camino a seguir, o a las personas importantes o a quienes ese día habían conseguido grandes logrosatardecer rojo copia

Arquitectura…

     Siempre me encuentro con el problema de la incomprensión, como una barrera imposible de rebasar, tú te encuentras a un lado intentando explicar (a los demás y mí misma) qué es lo que vives, lo que  sientes y por qué.
   
Eso que tanto me cuesta explicar y últimamente comprender tuve la suerte de leerlo en el libro “El Manantial” de Ayn Randarquitectura copia

– Eres insoportable cuando estás trabajando, Howard –le dijo Austen Heller una noche, aunque Roak no había hablado de su trabajo .
– ¿Por qué? –preguntó asombrado.
– Resulta incómodo estar en la misma sala contigo. La tensión es contagiosa, ¿sabes?
– ¿Qué tensión? Me siento completamente natural cuando trabajo.
– Esa es la cuestión: eres completamente natural cuando sólo te falta un centímetro para estallar. ¿De qué diablos estás hecho? Después de todo, sólo se trata de un edificio. No es una combinación del santo sacramento, una tortura india y éxtasis sexual.
– ¿No?”

… cuando brotan las palabras…

     De repente un día abres los ojos, te duelen, después de tanto tiempo cerrados, tienes legañas y casi no ves, todo es borroso y esa luz que te cegaba resulta no ser tan especial, tan buena, no es suficiente, algo ha cambiado, pero en ti, única y exclusivamente eres tú, la que cambia, la que elige y decide si quedarse a la luz de lo que un día fue resplandor, o huyes, huyes lejos, pero no sabes si de ti o de lo que te aterra de ti, o tal vez sea miedo, pánico y terror a la luz… el tiempo lo dirá, te lo susurrará al oído y tú escucharás o tal vez tendrás los oídos reventados por tu furia interior…

     No lo sé, desconozco qué hay fuera ni dentro de …, solo sé q no es suficiente, o es demasiado, según se mire…