Aún trato de asimilar… Siento tristeza, desconcierto, incredulidad, impotencia…
Respondo con mis armas…
Aún no logro comprender por qué el mundo cambia por completo de un día para otro… o.O , sin un motivo aparente mejor que un cambio de hoja en el calendario.
En un instante dejamos atrás los verdes pastos para pisar de nuevo el asfalto. No importa, septiembre trae también reencuentros, retos, emociones y muchas más cosas buenas, seguro.
¡Feliz viernes!! 🙂
El otro día cuando fui a entrenar, al entrar al colegio, había un grupo de padres con sus dos hijos. Los niños en cuestión estaban saltando desde una pequeña tapia, al primero no lo vi saltar pero debió hacerse daño, a juzgar por su cara y porque le vimos “autoacariciarse” trasero y tobillos…, en tal situación el segundo se disponía asaltar cuando oigo al padre del mismo dirigirse al malogrado primer saltarín:
“-Mira a Dani, como salta si es que parece una rana. Lo pintamos de verde y es una rana” .
foto by http://ddcweb.webcindario.com
“Durante experiencias emocionales abrumadoras tendemos a cerrar el sentido distanciante de la vista; cerramos los ojos cuando soñamos, cuando escuchamos música o acariciamos a nuestros seres queridos. Las sombras profundas y la oscuridad son fundamentales, pues atenúan la nitidez de la visión, hacen que la profundidad y la distancia sean ambiguas e invitan a la visión periférica y a la fantasía táctil.”
“Los ojos de la piel”. Juhani Pallasmaa. P. 47
Recordé este texto al leer esta entrada, y como respuesta a ella.