De vuelta al hotel el primer día, nos encontramos esto…
…esto no tiene precio :_)
Lo que más me gusta de los fuegos artificiales son el olor a pólvora y sentir la vibración en el pecho, pero ya si lo complementas con un marco como la Iglesia de Trinità dei Monti, el resultado es felicidad absoluta =^______^=
Me gusta pensar que estas momentos son las que hacen un viaje especial, único e irrepetible.
Empezamos la semana con energía ¡¡Feliz lunes!!!
🙂 yo los adoro desde pequeña, el color, la luz, la magia…
Y sí, son los pequeños detalles inesperados los que hacen un viaje especial, o eso creo yo.