Un día comentando agobiada, como pollo sin cabeza: «No hago nada, no me cunden nada los días«, alguien me propuso hacer una lista de todas las cosas que hacía a lo largo del día. Y funcionó. Me sentí menos agobiada, y fui consciente de la cantidad de cosas que hacía, y habían pasado invisibles a mis ojos, pero que pesaban en forma de cansancio en mi cuerpo.
Sigo utilizando ese método, cuando mi cerebro se rebela, y cree que no hace nada. Lo he ido mejorando para también saber en dónde y qué se me escapa el tiempo.
Hace unos días me encontré pensando de manera pesimista y triste. Y creeme no me siento identificada para nada con esa visión de lo que me rodea. En parte me sentía alienada, y empezaba a no reconocerme en ese Yo.
Decidí utilizar este método y empezar a registrar esas pequeñas cosas que me hacen sonreír. Y ha funcionado una vez más, además de ser la excusa perfecta para coger más el boli y dibujar (que esto también me hace más feliz).
¿Y a ti qué cosas bonitas te han pasado hoy? ¿te animas a registrar la felicidad de los pequeños detalles? Me encantaría que lo compartieras conmigo.