“Durante experiencias emocionales abrumadoras tendemos a cerrar el sentido distanciante de la vista; cerramos los ojos cuando soñamos, cuando escuchamos música o acariciamos a nuestros seres queridos. Las sombras profundas y la oscuridad son fundamentales, pues atenúan la nitidez de la visión, hacen que la profundidad y la distancia sean ambiguas e invitan a la visión periférica y a la fantasía táctil.”
“Los ojos de la piel”. Juhani Pallasmaa. P. 47
Recordé este texto al leer esta entrada, y como respuesta a ella.