La cosa no se queda en las cajas, en sacar todas las cosas y encontrarles su lugar, o decidir que ya han cumplido, con creces, su servicio y ya no seguirán contigo. Una mudanza agota física, psicológica y emocionalmente (y parece que no soy la única a la que le pasa esto).
En todo este proceso me he sentido y siento en una noria, a veces todo lo ves al revés otras, sólo ves las cajas, y en todo este viaje has crecido, has cambiado y es emocionante pensar en el viaje.